El martes, Ángeles, mamá de una compañera de mi hijo pequeño, me preguntaba cómo hacía para que mis magdalenas tuvieran un copete alto, como el que llevaban las que mi hijo había ofrecido a sus compañeros el día de su santo.
Tiene, como le comentaba, varios trucos. Uno de ellos es comenzar poniendo calor sólo abajo para luego ponerlo ya por arriba y por abajo. Otro es no permitir que el papel se nos abra.
Los papeles que compramos en las tiendas, habitualmente, son blanditos y hacen que la magdalena se expanda más a lo ancho que a lo largo.
Para remediar este "chafamiento" tenemos varias soluciones: hacerlas en moldes de silicona, como en esta foto, meter individualmente cada magdalena en una flanera de aluminio o colocarlas en las bandejas de doce huecos que ya venden para este fin.
El resultado en todos los casos es el mismo: una magdalena esbelta, con un copete respingón.
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