Tengo un amigo genial, divertido, simpático y... amante del flan de piña. Hace ya muchos años que hice por primera vez esta receta de nuestra común amiga Herminia y Mikhail aún me lo pide de vez en cuando.
Es una receta sencillísima pero con un resultado increíble. Cuando me la dieron dudé de ella (y eso que la receta vino acompañada de la muestra) porque en las cajas de gelatina dice que ésta no tendrá la consistencia deseada cuando se le añaden frutas tropicales y en el listado aparece la piña. Nada más lejos de la verdad.
Para realizar esta receta, necesitamos tan sólo una lata de piña en su jugo y una cajita de gelatina de piña, aparte de caramelo para el molde. La receta original llevaba la gelatina de limón, pero mi relación con los ácidos no es demasiado buena y me gustó más integralmente de piña.
Cogemos la lata de piña y separamos un cuarto de litro del jugo por un lado y un cuarto de kilo de rodajas por otro. Pasamos por la batidora las rodajas y ponemos en un cazo al fuego el líquido. Cuando el jugo hierva, se le añade la gelatina y se bate hasta que esté disuelta. Después, sólo hace falta mezclarle la pulpa de fruta y ponerlo en un molde caramelizado y meterlo en la nevera a enfriar durante unas horas.
Tengo que poner más recetas de Herminia, estupendísima cocinera, a la que debo muchos de mis dulcecitos.
Por cierto, Mikhail está de cumpleaños la semana que viene y nos ha invitado a comer. No sé qué llevaré de postre...
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