En casa ya le quedó ese nombre. La receta me la dio mi buena amiga Isabel, Beiramar, y siempre ha sido un éxito. Ya no falta en una celebración que se precie. No sé si se podrá ver bien lo que es en las fotos, pero se trata de un pan con rosas decorativas hechas en la corteza y que, al levantar la tapa, nos sorprende con sandwiches hechos en la propia miga. Permite hacerse con rellenos dulces y salados y sandwiches cerrados o canapés. Sólo es necesario recortar el interior en rebanadas y éstas en triángulos. La receta que me dio Isabel combinaba la harina integral con la blanca con lo que resultaba un pan delicioso que aguantaba perfecto de un día para otro.
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