domingo, 24 de octubre de 2010

Tarta de toros

Esta tarta fue muy divertida de llevar a cabo. Me la encargó Isabel para regalársela a su tía y, la verdad y para ser justos, el diseño es casi todo de ella. Yo aporté poco: me pidió que los toros fueran simpáticos, más o menos como los animalitos del Arca de Noé. Les di a cada uno su personalidad: el toro enamorado, con un beso en la mejilla y los cuernos en forma de corazón; el toro bebé, con su chupete; el toro regordete, comiendo hierba; el perezoso, con los ojos medio cerrados y el gorro de dormir; el toro alucinado, con los ojos bizcos; el toro preocupado, mirando el cuerno que se le giró; el toro de vacaciones, con sus gafas de sol. Fue Isabel la que pidió que la planta de abajo fuera en rojo, la siguiente en amarillo y los números, enooormes en rojo. Escogió el color de las letras y lo que pondrían. Dónde irían colocados los toros. Una gran visión de lo que después sería una tarta. Gracias por la confianza, Isabel, y por el diseño.









Torta Larpeira. Porque no sólo de fondant vive el hombre

Esta torta larpeira es muy típica en Galicia. Y riquísima para mi gusto. En gallego, larpeiro viene a ser un goloso, así que es un bizcocho, por así decirlo, con un fondillo a anís, que se marca con crema pastelera en la mayoría de los casos y que nada más sacar del horno se baña con un almíbar que la hace jugosísima.
Hacía tiempo que la preparaba pero gracias a mi queridísima Charo Sierra, una vendedora de Thermomix extraordinaria y gran amiga, ahora las preparo en infinítamente menos tiempo y garantizándome una terminación que más quisieran muchas pastelerías.
Es importante, a la hora de hacerla, dejar mucho sitio a su alrededor en el horno porque crece que es una maravilla. Tiene una textura y unos "ojos" en la miga...
Si alguien quiere la receta, que no dude en pedírmela. Es una receta de esas que salen bien siempre, sí o sí.
Bueno, y ni que decir tiene que si alguien quiere una de esas maravillosas maquinitas también recomiendo a mi vendedora, que después de cada venta siempre sigue mandando recetas y aportando su experiencia.

El arca de Noé-Luis

Siguiendo con las celebraciones, tuvimos un arca de Noé, en la que tuve un colaborador extraordinario, en la mezcla de los colores y el marcado de las tablas. En breve, el alumno puede llegar a superar a la maestra. A sus seis años ya apunta maneras. Y dice que de mayor quiere ser cocinero. Ya pueden temblar Arguiñano, Adriá, Berasategui y compañía.
El bizcocho era un brownie de chocolate, relleno de ganaché de chocolate negro.
El efecto del agua está conseguido con pipping gel.



Un castillo para mi príncipe encantado

Luis cumplió seis años. Tuvo dos fiestas, una con la familia y otra con los amigos, en el típico local de bolas en el que hoy en día lo celebran casi todos, que supone un presupuesto, la verdad, teniendo más de un hijo.
Para su fiesta familiar, pidió una tarta que tuviera un castillo sobre una colina. Calculando el número de personas que nos reuniríamos, la tarta consistió en tres bizcochos. La colina eran dos Madeiran Sponge Cake. El de abajo, simple y relleno de ganaché de chocolate negro y el de encima con esencia de mantequilla y relleno de dulce de leche casero. El castillo era un bizcocho de chocolate relleno de chocolate. Una bomba.
El trabajo mereció la pena al ver la cara del cumpleañero. Y de alguno de los niños que nos acompañaron ese día, como Xaquín, que no paraba de preguntar cuándo llegaba la hora de hincarle el diente al castillo.






Para mi amiga Fátima: relativo a las palmeras de hojaldre.

Como te decía, Fátima, no tienen mayor ciencia. Pueden hacerse con hojaldre casero pero, realmente, en las palmeras no se nota tanta diferencia como en los croissants, por ejemplo.
¿Qué es lo que necesitamos? Una lámina de hojaldre congelado y un puñado de azúcar. Dependiendo del gusto, podremos ponerle a mayores una pizca de canela.
Abrimos la lámina de hojaldre, una vez descongelado. Le ponemos bien repartido el puñado de azúcar y le damos unas pasadas de rodillo para que se incruste bien. Nos resultará un rectángulo. Juntamos las partes más anchas hacia el centro, haciendo que coincidan en una línea imaginaria que fuera por el centro, entre los dos lados más estrechos. Lo repetimos y después plegamos un lado sobre otro. Nos quedará una tira en forma de v. Ahora sólo nos queda cortar con un cuchillo afilado lonchitas de un centímetro y colocarlas en la bandeja del horno un poco separadas porque crecen. Se cocinan en horno precalentado a 200º hasta que se vean doradas.
Una buena opción también es extender sobre la lámina de hojaldre, en vez del azúcar, una capa de jamón cocido y otra de queso de sandwich. Quedan unas palmeras saladas deliciosas.
Pues nada, valor y al toro, que es muy fácil.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Tarta para Patricia

Este encargo era algo muy especial. Patricia cumplía 40 años y su marido quería hacerle una fiesta sorpresa, así que confió en mí para la tarta y nos tuvimos que poner de acuerdo en cómo hacerla para que le gustara. No fue fácil, pero al final me dijo unas claves importantes: le gustaban el chocolate y el dulce de leche, las texturas tipo mousse y era patronista.
Pues bien, esto fue lo que salió. El bizcocho cuadrado estaba relleno de dulce de leche casero y cubierto de ganaché de chocolate negro y llevaba encima una rosa de mousse de chocolate con leche. Los adornos, en fondant.
A mayores, le preparé unas galletas de mantequilla, en las que grabé "Patri cumple 40". Lamentablemente, se me hizo el momento de entregar la tarta y no les hice fotos. Jose, si me lees, ¿puedes enviarme una de tus fotos?
Gracias de nuevo por confiar en mí para una fiesta tan especial.

Una tarta para la guardería

Mi amiga Sara es una niña muy espabilada, guapísima (prepárate Elena, cuando crezca un poco y empiece a romper corazones) y enamorada de Hello Kitty. Su mami me pidió que le preparara una tarta para compartir con sus compañeros de guardería y salió algo muy sencillo y rico. El bizcocho era una bica, rellena de crema pastelera, y llevaba como cobertura chocolate y de adorno una Hello Kitty de fondant. Me dijeron que le gustó mucho y yo me quedé contentísima porque los niños son directos, si les gusta te lo dicen pero si no les gusta también lo hacen.