sábado, 21 de mayo de 2011

Mermeladas

Tarde relajada. Al pasar por la frutería, la dueña, que ya me conoce, me comenta que tiene unas pocas fresas (unos cuatro kilos) que están perfectas, que saben riquísimas pero que le han quedado un poco espachurradas y que no puede vender así, tal cual. Un par de horas más tarde, ya tenía unos cuantos botes de mermelada de fresa (aquí la primera tanda), que mis peques se encargaron de adornar.
Como anécdota, que los dos quisieron llevarles a sus respectivas profesoras un bote y el más pequeño le dijo a la suya que había comprado la mermelada y luego había adornado el bote, porque, según él, tenía más valor, supongo que monetario, porque no le veo otro, si era algo comprado. En fin, en cuanto le quitara la tela a su bote vería el primer uso que tuvo y que no era el mismo con el que terminó. Estos niños...

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